La comida tlaxcalteca es como la mayoría de la gastronomía de México mestiza, sin embargo la tlaxcalteca presenta una influencia altamente prehispánica, la cual la caracteriza y la hace única y sobre todo, deliciosa.Desde tiempos remotos en tierras tlaxcaltecas los elementos gastronómicos ejes en el arte culinario han sido el maíz y el maguey, de este último se produce el aguamiel, cuya fermentación produce el pulque y sus variantes de frutas llamados curados.
La cocina tlaxcalteca está marcadamente dividida en dos regiones: el norte cuyo eje es el maguey, con el que se prepara la barbacoa, los mixiotes, los chinicuiles que provienen de la raíz o gusanos de maguey extraidos de la penca de esta planta.
En el sur destacan los tamales de masa con sabor a anís y de frijol; el mole de guajolote, mole de fiesta, mole de olla, el mole prieto, entre otros.
En el centro de Tlaxcala se puede degustar diversos platillos, como entrada tlacoyos de frijol, ayocote o de haba, los escamoles (larvas de hormigas) y las quesadillas de huitlacoche, después se debe disfrutar de una deliciosa sopa de milpa, de haba, de nopales, las tlatlapas o la sopa tlaxcalteca y ya con el apetito abierto el pollo Tocatlán, los mixiotes de carnero, la carne en pulque, la barbacoa blanca, el pipían de ajonjolí rojo y verde acopañados de unas ricas tortillas a mano de maíz blanco o azul.
COSTUMBRES:
El Carnaval en Tlaxcala, tal como lo conocemos, nació en el siglo XVII, a partir de las suntuosas fiestas de los hacendados españoles, a las que se negaba el acceso a los indígenas; estos, como respuesta, bailaban en atrios, plazas y calles, imitando, de manera sarcástica, las fiestas de sus patrones, sus extravagantes trajes y los extraños movimientos de sus danzas, para la cual cubrían sus rostros con una mascara de tez blanca y ojos claros.
La molestia de los hacendados de Tlaxcala llegó a tal grado que, en 1699, el Conde de San Román, gobernador de la provincia de Tlaxcala, prohibió este tipo de expresiones que los ridiculizaba. A pesar de la prohibición continuaron los bailes populares y la mofa a quienes los discriminaban.
Las danzas del pueblo fueron adquiriendo su personalidad con la inclusión de su música e instrumentos. Hoy, más de 60 poblaciones tlaxcaltecas festejan el carnaval, lo que da lugar a una gran variedad de danzas, atuendos, significados y máscaras, proporcionando a cada región su toque característico y, en conjunto creando un fantástico caleidoscopio cultural, lleno de color, alegría y tradición, que hace único el Carnaval de Tlaxcala.
El carnaval inicia el viernes anterior al miércoles de ceniza con el tormento del traga fuegos, que consiste en quemar un muñeco representativo del mal humor; después se quema el ataúd de tristeza, rencores y enojos, para dar paso a la alegría. Son muchos los eventos del Carnaval en Tlaxcala , pero los más atractivos son las danzas de los huehues (viejos), llamados así de manera genérica; artistas populares que dedican su vida a conservar su bella tradición: Entre 20 y 40 huehues forman una camada que, de acuerdo a la región, a sus danzas y atuendos reciben un nombre específico. No tenemos espacio para describir las camadas, por lo que solo mencionaremos las más importantes y el lugar donde ejecutan sus danzas:
Los Catrines de Santa Cruz Tlaxcala, San Bernardino y San Miguel Contla, San Nicolás Panotla y Amaxac de Guerrero.
Las Cintas de San Juan Totolac y Santa Ana Chiautempan.
Las Cuadrillas de San Dionisio Yauhquemehcan, El Rosario Ocotoxco, Santa Úrsula Zimatepec, Santa Anita Huiloac, Santa María Atlihuetzia y San Esteban Tizatlán.
Los Cuchillos de Toluca de Guadalupe, en el municipio de Terrenate.
Los Charros de San Francisco Tepeyanco y Santa María Acuitlapilco.
Los Chivarrudos de Santa Inés Zacatelco y San Luis Teolocholco y la representación de “El Rapto de la Hija del Corregidor por Agustín Lorenzo” en Nativitas.
El sábado y domingo previos al martes de carnaval, se realiza la celebración de la Virgen de Ocotlán. El tercer lunes de mayo, con la procesión de la “Bajada” de la Virgen a la ciudad de Tlaxcala. Las calles se adornan con flores, papeles, festones y largas alfombras de flores y aserrín de colores. Entre otros lugares visita la Parroquia de San José y el Exconvento franciscano en lo que se celebra misa. De regreso, en la Capilla del Posito de Agua Milagrosa (donde se apareció), se oficia la última misa fuera de su bellísimo Santuario.
FERIAS Y FIESTAS
Las fiestas y ferias de Tlaxcala, son un enorme abanico de diversiones para niños jóvenes y gente mayor. Con orgullo cada región muestra su progreso y dedicación. Para el festejo se contratan artistas del momento, grandes figuras de la fiesta brava y se vive el ambiente de palenques, torneos charros, cultura, folklor, tradición, teatro del pueblo, juegos mecánicos; así se disfruta de los más sabrosos antojitos de la región, las mejores obras de reconocidos artesanos y de la cálida hospitalidad de nuestros paisanos.
Junto con la de Tlaxcala, las ferias más importantes del Estado son las de Huamantla, Santa Ana Chiautempan, Tlaxco, Calpulalpan, Zacatelco y Apizaco. La feria Nacional del Sarape en Chiautempan, es sobre todo artesanal y se lleva a cabo, por lo general del 26 de julio al 7 de agosto. La feria de Huamantla, se realiza, aproximadamente del 15 al 18 de agosto.
Es famosa la “Huamantlada”, parecida a una feria de Pamplona, España en la cual los aficionados torean animales de lidia en las principales calles; estas se adornan con figuras de flores y aserrín. La feria de Calpulalpan, del 9 al 16 de junio, es famosa por sus platillos típicos, como gusanos de maguey, pulque, tecolotes y barbacoa en mixiote. Tiene también el atractivo de la zona arqueológica de San Bartolomé del Monte y el museo de la localidad. La feria de Tlaxco, del 27 de agosto al 3 de septiembre, ofrece corridas de toros, charreadas y comida típica.
Una tradición que mantiene vivo a los muertos, son los festejos tlaxcaltecas dedicados a los fieles difuntos. Año con año, del 28 de octubre al 2 de noviembre, los seres queridos que ya partieron vuelven a convivir con sus familiares y amigos. Para la ocasión, en las casas se preparan altares con las fotos y los objetos consentidos de los difuntos, se adornan con flores, papel picado, velas y veladoras, se colocan las bebidas y platillos que más le gustaban y un camino con flores y veladoras para que lleguen a disfrutar de sus ofrendas.
Los vivos también los van a visitar a los panteones, donde adornan sus tumbas, con flores, platican con ellos, rezan y los invitan a ir a disfrutar sus ofrendas. Los panteones se llenan de vida y color; el aroma de las flores, los rezos y la fe hacen sentir la presencia de sus muertos. Tlaxcala se viste de flores y ofrendas. En la plaza de la Constitución de la ciudad de la capital, se lleva acabo el concurso estatal de ofrendas, donde artistas plásticos, escuelas y población en general las dedican a personajes locales y nacionales.
Mención especial merece el panteón del pueblo otomí de San Juan Ixtenco. Su antiquísima capilla y arco principal del siglo XVI, sus tumbas repletas de margaritas, nubes y cempazúchitl, más la imponente vista del volcan Matlacueyétl o La Malinche y el cielo limpio y azul típico de Tlaxcala, lo convierte en un espectáculo mágico y místico.